Este es el argumento de una reflexión de Cory Doctorow en The Economist el pasado 6 de junio. Cory es uno de los propietarios de Boing Boing, mítica página de los tecnofrikis de los viejos tiempos de Internet (que aún funciona), pero además es el co-fundador del UK Open Rights Group, Consultor Especial de la Electronic Frontier Foundation y Profesor Visitante en la Open Foundation.
El razonamiento de Cory es que las regulaciones y restricciones, el RGPD es su primer ejemplo ( al que añado: dar un plazo de 24 horas para eliminar contenidos ofensivos, o responder a quejas de usuarios en 48 horas, o comunicar las brechas de seguridad a las Oficinas de Protección de Datos en el mismo plazo), a quien favorecen es a las grandes empresas, que sólo dejarán de ganar un poco menos de dinero, pero estos reglamentos se convierten en losas aniquiladoras de pequeñas empresas y start-ups.
En el mundo de la Ciencia y la Salud hemos podido ser testigos conforme ha pasado el tiempo, que las regulaciones a la investigación de medicamentos, por ejemplo, a quien ha beneficiado es a los grandes conglomerados farmacéuticos, a la Big Pharma, la única que es capaza de financiar estudios fase III con cientos de individuos…. y siempre he sospechado que las regulaciones actuales fueron promovidos precisamente por las grandes empresas químicas.
Los lobbies (plural de Lobby) tienen los dedos muy largos.
https://www.economist.com/open-future/2019/06/06/regulating-big-tech-makes-them-stronger-so-they-need-competition-instead
Otras voces sensatas intentan, sin embargo, señalarnos otros peligros.
En un medio tan poco sospechoso como Nature, Yochai Benkler pedía hace unos meses que no permitamos a la industria escribir las reglas de la Inteligencia Artificial.
Señala que Alphabet, la matriz de Google, clausuró su Comité de Ética sobre IA a la semana de formarlo, pero mucho más inquietante aún, Amazon es el financiador del programa de Justicia en la IA de la Fundación Nacional de Ciencias norteamericana.
Porque, como explica Benckler, los algoritmos de IA reproducen los sesgos de los humanos que los han creado. De esta forma, los negros son juzgados como culpables, o la búsqueda del beneficio a toda costa arrambla con cualquier mesura en las oscilaciones de la bolsa.
Su conclusión es muy clara: “las organizaciones que trabajan para asegurar que la IA sea justa y beneficiosa deben tener financiación pública, sujetas a revisión por iguales y transparentes para la sociedad civil. Y la sociedad debe demandar el incremento en la inversión pública para la investigación independiente en vez de esperar que la financión por parte de la industria cubrirá ese costo sin corromper el progreso.
Estas dos visiones del momento actual son complementarias. He trabajado mucho estudiando el RGPD y llevo mucho tiempo argumentando que debemos recuperar el control de nuestros datos y Privacidad, especificamente los datos de pacientes mediante nuestra app. Y la sensación de hormiga luchando contra elefantes gigantes es cierta.
El peligro cierto no es que la IA haga esclava a la Humanidad. Es mucho más prosaico, es que permita a unos pocos individuos dominar al resto de la humanidad (todavía más, y para siempre, como faraones vitalicios y hereditarios).
Los indefensos somos todos los demás.
Pero no te preocupes, esto no te afecta.